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Los problemas en su conjunto se pueden resolver, a nivel familiar, si involucramos a Dios |
1. Lectura Bíblica: Proverbios 9:12; Santiago 1:9; Cantar de los Cantares
2:15; Eclesiastés 4:9-12
2. Objetivos:
2.1. Que al término de la reunión de Célula
Familiar los concurrentes comprendan que
es necesario resolver a tiempo los problemas familiares
2.2. Que al término de la reunión de Célula
Familiar los concurrentes comprendan que
es necesario evaluar si los conflictos que hoy enfrentamos en el hogar, no son
la consecuencia de problemas no resueltos
2.3. Que al término de la reunión de Célula
Familiar los concurrentes comprendan los
problemas no resueltos llegan a tornarse en verdaderos gigantes que producen
conflictos graves cuando menos lo esperamos
3. Desarrollo
del tema:
Los problemas son inevitables en la relación familiar.
Pueden surgir en la cotidianidad, con la pareja, o quizá con los hijos. Saltan
al paso cuando menos lo esperamos. Puede ser un gesto, una palabra, una
reacción que tomó por sorpresa a la otra persona y le llevó a reaccionar. Y ahí
está el disgusto.
El asunto complejo estriba en que las contradicciones
que tienen lugar en la familia, pueden seguir una ruta que tiende a tornarse
repetitiva y deja mucho daño a su paso: disgusto-herida
emocional-enojo-disgusto-herida emocional. Si no lo detenemos a tiempo, la
situación se tornará gigante.
Frente a esta realidad, caben dos posibilidades: la
primera, evaluar el conflicto familiar
procurando resolverlo. Hay una segunda alternativa y es pretender que los
problemas se resuelven solos y dar lugar a que el conflicto se dimensione.
El afamado autor Gary Rosberg escribe: “Cuando los círculos se dejan abiertos, los
conflictos se acumulan y se apilan unos tras otros. El enoje acude. El lazo
matrimonial se tensa. La amargura pesa en el corazón. Y dos personas que una
vez estuvieron muy merca una de la otra, y muy conectados, llegan al nivel de
rechazo mutuo cada vez más.” (Gary y Barbara Rosberg. “Matrimonios a prueba de
divorcio”. Editorial Unilit. EE.UU. 2005. Pg. 100)
¿Qué actitudes causan heridas emocionales en los
componentes de la familia? La apatía, la indiferencia, la falta de amor, el mal
trato. En ese orden de ideas reviste particular importancia ser cuidadosos del
trato que impartimos al cónyuge y a los hijos. No podemos olvidar que una
herida emocional puede persistir por mucho tiempo.
3.1. Cierre los
círculos latentes
Los problemas, lo tenemos claro, son inevitables en
muchos de los casos y si bien es cierto, surgen cuando menos los esperamos,
podemos darle un apropiado manejo.
Hay un texto enriquecedor que encontramos en las
Escrituras, y que aplica apropiadamente a la relación familiar. Lo escribió el
rey Salomón y dice: “Si fueres sabio, para ti lo serás; y si fueres escarnecedor, pagarás tú solo.”(Proverbios
9:12) Sabiduría es aprender a manejar los hechos conflictivos.
Podemos ser sensatos, en cuyo caso procuraremos
resolver la situación, o tozudos, que daría lugar a esperar que el problema
siga su propio curso. Jamás se resolverá, de eso puede estar seguro. Los
conflictos familiares es necesario encararlos.
El autor y conferencista, Gary Rosberg escribe: “Se necesita valor para restaurar y
reconstruir una relación, sin importar de qué lado de la ofensa te encuentres.
Se necesita paciencia, tiempo, confianza y, en algunas ocasiones, hasta
lágrimas, antes de llegar a un arreglo..” (Gary y Barbara Rosberg. “Matrimonios
a prueba de divorcio”. Editorial Unilit. EE.UU. 2005. Pg. 102)
La única posibilidad de cerrar el ciclo de las heridas
al interior de la relación familiar, es mediante el perdón (Cf. Mateo 18:21, 22)
Debe entrar a operar el amor perdonador, el
que todos los seres humanos tenemos la potencialidad para desarrollar con ayuda
de Dios.
Si queremos que los problemas se resuelvan, debe haber
disposición de corazón. Tenga presente que es necesario cerrar el círculo de
las ofensas al interior de la familia, aunque nos tome tiempo y esfuerzo, y
ligado a esto, cerrar el círculo de las ofensas demanda compromiso y perseverancia
|
Dios nos concede la sabiduría para resolver los problemas familiares |
3.2. Pasos para
resolver los conflictos
Los conflictos familiares se pueden resolver. Demandan
de parte nuestra, reconocimiento y arrepentimiento por el error cometido, y
disponernos a arreglar las cosas con ayuda de Dios. Permítame insistirle que,
no es en nuestras fuerzas, sino con ayuda del Señor.
Es imperativo, como enseñan las Escrituras, que
hagamos un alto en el camino y nos evaluemos interiormente con ayuda de nuestro
Supremo hacedor: “Examíname, oh Dios, y conoce mi corazón; pruébame
y conoce mis pensamientos; y ve si hay en mí camino de perversidad, Y guíame en
el camino eterno.”(Salmo 139:23, 24)
Comparto con usted algunos pasos que le permitirán
cerrar eficazmente el ciclo de las ofensas en la relación de pareja y con los
hijos:
a. Disponer el corazón (Salmo 139:23, 24)
a.1. Humillarnos y orar a Dios
a.2. Reconocer que quizá no tenemos la razón (Filipenses
2:3, 5)
a.3. Identifique el error recurrente en su relación con la
familia
a.4. Reconozca que la familia está por encima del orgullo
y arrogancia personal que a veces manejamos
en nuestro interactuar diario
b. Exprésele a su familia qué le causó el
enojo. Dígaselo a la persona que causó la situación que le molesta
c. Si usted falló, pida perdón
d. Dispóngase a hacer concesiones mutuas en
el proceso de buscar salidas concertadas al conflicto
e. Prepárese para escuchar las razones de su
cónyuge o de sus hijos en algo que les ha causado disgusto (Santiago 1:9)
El propósito eterno de nuestro amado Dios es que haya
entendimiento en el hogar. Los conflictos, las heridas emocionales, el dejarnos
de hablar con el cónyuge o castigar a los hijos de una manera irrazonable,
jamás han estado ni estarán ene l plan de Dios.
Sobre esa base podemos afirmar que el Señor desea
ayudarnos en el proceso de resolver los conflictos. Recuerde que el primer
lugar debe ocuparlo Él. Si lo hacemos, Él nos asegura la victoria y nuestra
realización familiar será plena.
Hoy es el día para que haga el alto en el camino que
tanto requiere. Evalúe en qué ha fallado. Identifique cuáles son los problemas
recurrentes. Y dispóngase a resolverlos. Con ayuda de Dios podrá lograrlo, no
le quepa la menor duda.
Si no ha recibido a Cristo en su corazón como su único
y suficiente Salvador, hoy es el día para que lo haga. Puedo asegurarle que no
se arrepentirá. Si tiene alguna inquietud, no dude en escribirnos a webestudiosbiblicos@gmail.com o
llámenos al (0057)317-4913705
© Fernando Alexis Jiménez
4. Preguntas
para la discusión en grupo:
a. ¿Qué posibilidades hay de resolver los conflictos al
interior de la familia?
b. ¿Por qué se habla de ciclos cuando abordamos
el tema de los conflictos familiares?
c. ¿Qué nos enseña Proverbios 9:12) aplicado a los
conflictos familiares?
d. ¿Por qué cerrar el ciclo de las ofensas y heridas en
la relación familiar puede tomar tiempo?
e. Si deseamos encontrar salidas a los conflictos, ¿por
qué es necesario pedir perdón?
f. ¿Cómo nos perjudican en la relación familiar el
orgullo y la arrogancia?
5. Oración al terminar la Célula familiar:
“Amado Dios, reconocemos que
los conflictos siempre estarán presentes en la relación familiar. Son
inevitables. Reunidos hoy en oración te pedimos la sabiduría necesaria para
saber de qué manera encarar los problemas que surgen en la relación de pareja y
con los hijos. Sólo tú nos das la sabiduría necesaria y nos puedes ayudar.
Dados la fortaleza para perdonar, si nos han causado daño miembros de nuestra
familia, y también, para recibir su perdón en nuestra disposición de resolver
conflictos. En tus manos sometemos las relaciones familiares. Amén”
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