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Familia que ora, permanece unida


Una garantía de permanecer unidos como familia, es orar juntos


1. Lectura Bíblica: Proverbios 26:2, 3; 1 Tesalonicenses 5:17

2. Metas de la reunión:

Que al término de la Célula Familiar los concurrentes reconozcan la importancia de instruir a nuestros hijos en la necesidad de orar
Que al término de la Célula Familiar los concurrentes reconozcan la necesidad de que Dios ocupe el primer lugar en nuestra familia

3. Desarrollo del tema:

La mujer entró sigilosamente a la habitación. Su decisión obedecía a la necesidad de descubrir qué estaba pasando, porque Natalia—su niña de apenas 6 años—no hacía bulla desde hacía un buen rato, e incluso, había apagado la televisión. Laura se acercó a la pieza en puntillas de pie, procurando no hacer ruido. Y allí, de rodillas, encontró a su pequeñita… orando. Nadie puede describir lo emocionada que se sintió. ¡Su hijita estaba orando!
No era algo de buenas a primeras. Ella y su esposo Alberto, oraban en las mañanas. Antes de salir él para la factoría, mientras tomaban el desayuno, leían un pasaje de la Biblia y le entregaban la jornada al Señor. Eran constantes. Y estaba viendo los resultados.
¿Cuánto tiempo toma usted para orar en familia? Es importante que nos formulemos esa pregunta. Cuando vamos al libro de los triunfadores, leemos que “Instruye al niño en su camino, y aun cuando fuere viejo no se apartara de él.”(Proverbios 26:3)
Recuerde que, como padres, enseñamos más con los hechos que con las palabras. Nuestros hijos terminan recorriendo el sendero que hoy andamos usted y yo.

3.1. Cerco de protección

En una sociedad como la nuestra, donde priman tantas y tantas asechanzas que ponen en peligro la vida física de nuestra progenie, no hay nada mejor que concederle el primer lugar a Dios en nuestra familia (Cf. Salmo 127:1-5), y enseñar un buen sendero a nuestros hijos para que sepan qué peligros encontrarán alrededor, como instruye la Palabra: “El avisado ve el mal y se esconde; mas los simples pasan y reciben el daño”(Proverbios 22:3)
¿Cómo asegurar un matrimonio de victoria, con hijos sanos aun cuando el entorno social se esté desmoronando? Permitiendo que Dios sea el principal pilar en nuestras relaciones interpersonales con todos en la familia. Y en segundo lugar, dando prelación a la oración.

3.2. A orar se enseña orando

Permítame por favor, enfatizar que la oración es muy importante, tal como enseñó el apóstol Pablo: “Orad sin cesar.”(1 Tesalonicenses 5:7). La oración es escudo de protección alrededor nuestro, puerta a la intimidad con Dios, llave para los milagros y fundamento para que todo vaya bien, aunque las circunstancias parezcan adversas.
¿Está orando?¿Comparte este buen ejemplo con su familia? Hoy es el día para hacer un análisis en nuestra existencia, y aplicar correctivos. Recuerde que a orar, enseñamos orando. No hay otro camino.
Y por último, la invitación para que reciba a Jesucristo como el Señor y Salvador de su vida. Puedo asegurarle que no se arrepentirá.

3.3. La madre, clave en la espiritualidad de los hijos

Cabe aquí destacar una enseñanza del revendo Charles Stanley referente a la espiritualidad de la familia y el papel preponderante que juega la madre:
Los hijos son un regalo del Señor (Salmo 127.3-5). Como resultado, la maternidad es un gran privilegio, pero también es sinónimo de servicio. Cada día, la mujer está llamada a atender abnegadamente las necesidades de su familia. Ya sea atendiendo a un bebé a altas horas de la noche, dedicando tiempo y dinero en unos adolescentes poco agradecidos, o preparando comidas. Las madres están continuamente poniendo a otros antes que a sí mismas.
A veces, este servicio puede ser agotador e incluso desalentador. Pero las madres pueden encontrar ánimo en Jesús. Juan 13.3-16 nos da un excelente ejemplo de servicio: al arrodillarse para lavar los pies de sus discípulos, el Señor mostró que la clave del liderazgo auténtico es la humildad. Y es la humildad lo que lleva a la recompensa eterna.
A menos que una madre esté dispuesta a doblegarse y hacer sacrificios, perderá las verdaderas riquezas de la maternidad. Al morir a sus propios deseos y volcar su vida en otras personas, se vuelve como Cristo y crea un legado que pasará de generación en generación. ¿Qué mayor bendición podría desear una madre? Por supuesto, la motivación para servir a los demás no debe ser el obtener algún beneficio; sin embargo, cuando las madres obedecen el plan de Dios para sus vidas, eso es lo que sucede.
Al darles hijos, Dios coloca a las mujeres en una posición privilegiada de liderazgo y servicio. Las llama a renunciar a sus vidas por el bien de otros —a abandonar sus propios deseos y a poner los intereses de sus hijos primero.

4. Preguntas para la discusión en grupo

a. ¿Qué significa para mí la oración?
b. ¿Cuánto tiempo paso en oración?
c. ¿Lidero en mi familia el orar?
d. ¿Cuándo fue la última vez que realizamos el altar familiar?
e. La oración ocupará, desde hoy, un lugar preponderante en mi vida

5. Oración para terminar la Célula Familiar:

“Amado Padre celestial, gracias por este nuevo día que nos das la oportunidad de vivir. Sometemos en tus manos todo cuanto vamos a hacer. Reconocemos que siempre estás en medio nuestro haciendo grandes y maravillosas obras. Permítenos ser una familia en la que se ora permanentemente. Si hay oración, amado Dios, hay victoria. En tus manos quedamos. Amén”
© Fernando Alexis Jiménez

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