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Dios nos traerá unidad al hogar si le abrimos las puertas |
1. Lectura
Bíblica: Salmo 127:1-5
2.
Objetivo:
...Que al término de la
reunión de Célula Familiar los concurrentes comprendan que la única salida a la
crisis en el hogar, estriba en darle al primer lugar a Dios.
...Que al término de la
reunión de Célula Familiar los concurrentes comprendan que si Dios ocupa el
primer lugar en nuestro matrimonio, nos ayudará a crecer diariamente.
3.
Desarrollo de tema:
¿Está en crisis la
institución de la familia? Esta pregunta ocupa por igual a sociólogos,
antropólogos, científicos del comportamiento humano, líderes religiosos y hasta
políticos, que buscan salidas a la crisis sin precedentes que se viene desencadenando
en el mundo y que—de acuerdo con los estudiosos de tema—se refleja en un
promedio de 16 divorcios por cada 100 matrimonios en América Latina, cifra que
se duplica en Europa y Norteamérica.
Infinidad de personas
temen al matrimonio, de tal manera que en el 2010 en países como México, por
cada cien personas en edad joven, sólo 41 llegaban al matrimonio, el 35 permanecían
solteras por temor a un compromiso y 14 vivían en unión libre para garantizar
que si algo no salía bien, simplemente abandonaban la relación.
Pero más aún: nuestra
juventud avanza hacia un abismo sin fondo. La
Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito alertó a mediados de año
sobre la propagación de las drogas sintéticas.
Casi 5% de los residentes de la Unión Europea entre los 15 y 24 años han
probado estas sustancias. No escapan al problema Estaqdos Unidos, el sudeste de Asia, China, Indonesia, Japón,
Filipinas, Tailandia y Vietnam.
Gil
Kerlikowske, director de la Oficina de Política de Control Nacional de Drogas
de Estados Unidos, dijo que en todo e mundo el consumo de drogas ilícitas sigue
matando a unas 200.000 personas cada año (Tomado
de Agencia EFE. 26/06/2013).
Se
estima que 14 millones de personas de entre 16 y 65 años se inyectan drogas y
de ellos, 1,6 millones tienen el virus del Sida como resultado de esas
inyecciones. El consumo de heroína y
opio se presenta en alrededor de 16,4 millones de personas, o el 0,4% de la población
adulta del mundo. El consumo de drogas
aumentó en los últimos cinco años en más de 18%, afectando la población joven.
La
violencia es otra de las situaciones alarmantes, que toca a la puerta de las
familias. En el Congreso Internacional sobre Soluciones Integrales para la
Prevención del Delito y la Violencia, celebrado en Cali en Junio de 2013, Ron
Slaby, catedrático de la Escuela de Medicina de la Universidad de Harvard,
lanzó una voz de alarma a decir que no es con medidas represivas que se supera
la delincuencia juvenil, sino sembrando principios y fundamentos en la familia
y en la escuela. “No hay otra opción que
educar a la niñez, la adolescencia y la juventud en casa”, dijo ante
decenas de participantes en el evento.
Todos somos conscientes
que los cimientos de la familia parecieran estar desmoronándose y la amenaza
avanza a pasos agigantados. Ahora, nos podemos preguntar: ¿Hay una salida? Sin
duda que sí.
3. 1. La unidad de la pareja sienta las bases
Si deseamos que las
familias no sigan avanzando hacia el abismo, es esencial que el primer paso lo
den los componentes de la pareja. Esa decisión debe estar orientada a un solo
punto: unidad. Si hay consenso como cónyuges en cuanto hacen, si deciden que
sus vidas no pueden marcar sin rumbo fijo, si reconocen la necesidad de aplicar
principios y valores, y sobre todo, permitir que Dios ocupe el primer lugar,
salvaremos la familia.
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Los problemas tienen solución si permitimos que Dios nos guíe en familia |
Es cierto que siempre
habrá diferencias como matrimonio. Es comprensible porque son dos mundos
adultos bajo un mismo techo, pero si coincidimos en la necesidad de conciliar
por el bien común, de los esposos pero también de los hijos, se habrá escalado,
aunque parezca poco, hacia la unidad.
En las Escrituras leemos
que “…si alguien puede prevalecer contra el que está solo, dos
lo resistirán. Un cordel de tres hilos no se rompe fácilmente.” (Eclesiastés
4:12. La Biblia de Las Américas)
Por supuesto, no
esperamos que sea algo fácil porque demanda vencer el orgullo. No obstante si
concedemos un lugar de prelación al Señor, sin duda podremos lograrlo.
Jesucristo nos une como pareja y nos permite, en el proceso de crecimiento
personal y espiritual, experimentar sanidad interior de las heridas que
pudiéramos habernos causado.
3.2. Dios nos une y fortalece
La
familia está en crisis y seguirá así, hasta tanto le demos el primer lugar a
Dios. No importa cuánto daño encontramos en la célula del hogar, si le abrimos
las puertas al Señor, Él comenzará a obrar poderosamente para restaurar lo que
está dañado (Cf. Salmo 37:5)
¿De
dónde sale esta enseñanza? La descubrimos cuando vamos al libro más maravilloso
de toda la historia humana, la Biblia, donde encontramos respuestas a nuestros
problemas: “Si el Señor no construye la casa, el trabajo de los constructores es
una pérdida de tiempo. Si el Señor no protege la ciudad, protegerla
con guardias no sirve para nada. Es inútil que te esfuerces tanto, desde la
mañana temprano hasta tarde en la noche, y te preocupes por conseguir alimento;
porque Dios da descanso a sus amados.”(Salmo 127:1, 2. Nueva Traducción Viviente)
Dios
nos ama y desea lo mejor para nosotros. Y si Él es quien guía nuestro camino,
no hay obstáculo por grande que parezca, que no podamos vencer. Jamás olvide
que fuimos llamados a construir hogares sólidos, pero no en nuestras fuerzas
sino en las de Señor Jesús, nuestro Salvador y ayudador.
3.3. Educar a los hijos en principios y valores
Los hijos son una
bendición de Dios. No son una carga ni otra responsabilidad que nos surge al
paso. Son una bendición. Así lo enseña la Biblia: “Los
hijos son un regalo del Señor; son una recompensa de su
parte. Los hijos que le nacen a un hombre joven son como flechas en manos de un
guerrero. ¡Qué feliz es el hombre que tiene su aljaba llena de ellos. No pasará
vergüenza cuando enfrente a sus acusadores en las puertas de la ciudad.”(Salmo
127:3-5. Nueva Traducción Viviente)
Alguien decía que no es
fácil ser padres de familia, sobre todo porque en la Universidad no nos enseñan
a ser buenos progenitores. Es algo que aprendemos en la práctica. Pero, ¿es esto
así? Sin duda que no.
Cuando le damos a Dios
el primer lugar, Él nos guiará para dar solidez en la relación con los hijos.
Por supuesto, cometemos muchos errores, pero nuestro amado Dios nos concede
sabiduría para saber decir y hacer las cosas en el momento oportuno, en la
circunstancia indicada.
Todo puede ser diferente
si Dios reina en nuestra familia. Es la fuente del poder transformador que nos
lleva a vivir días buenos, de victoria. Le animo para que considere que sí hay
salida al laberinto. Está en el Señor. Puedo asegurarle que no se arrepentirá
si decide abrirle las puertas de su casa. Él nos ayuda en las relaciones, de pareja,
pero también como padres.
4. Preguntas para la discusión en grupo:
a. ¿Están atravesando
crisis como familia?
b. ¿De qué manera procuran
resolver la crisis familiar?
c. ¿Han encontrado
radicalización en cada miembro de la familia cuando hay problemas?
d. ¿Se les dificulta ceder o reconocer los errores cometidos?
e. ¿Qué lugar ocupa hoy
Dios en su familia?
f. ¿Entregamos en manos de
Dios el manejo de nuestra familia?
g. ¿Llevamos a considerar
calmadamente los problemas de familia o preferimos eludirlos?
h. Una meta: entregar
nuestra familia en manos de Dios
5. Oración al terminar la Célula Familiar:
“Amado
Dios, gracias porque siempre nos provees, nos ayudas y permites que disfrutemos
de salud. Reconocemos que debemos concederte el primer lugar. Hoy te abrimos
las puertas del hogar y te pedimos que reines en Él. Si tú eres nuestro Dios en
familia, estamos llamados a tener la victoria en todas las circunstancias y a
crecer cada día. Amén!
©
Fernando Alexis Jiménez
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