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Recuerde que es con el ejemplo como transmitimos principios y valores |
1.
Lectura Bíblica: Proverbios 8:13;
Proverbios 4:23, 24;
2. Objetivos:
2.1. Que al término de la reunión de Célula
Familiar los concurrentes comprendan la
importancia de adoptar principios y valores bíblicos en nuestra vida y
transmitirlos a todos en el hogar.
2.2. Que al término de la reunión de Célula
Familiar los concurrentes comprendan que
Dios nos ayuda en el proceso de perdonar.
2.3. Que al término de la reunión de Célula
Familiar los concurrentes comprendan la
necesidad de modificar nuestra forma de hablar, dejando de lado toda expresión
vulgar.
3. Desarrollo
del tema:
Alguien preguntaba cuál es el principio para edificar
una familia sólida. La respuesta que salta a la vista es: Edificando el hogar
sobre sólidos principios y valores, aplicando el perdón en nuestro mundo
interior y enseñando con el ejemplo. Tres fundamentos sencillos pero muy
importantes para usted y quienes integran su hogar.
Permítame
ilustrar este primer aspecto llevándolo, en la imaginación, al momento de
indecisión que enfrenta un joven empleado. No podía negarlo. Sustraer algo del
almacén de provisiones—como se lo proponía el supervisor de embalaje de la
factoría—le resultaba atrayente. “Nadie
descubrirá el faltante porque mañana llega nueva mercancía”, le dijo. Raúl
se apuró un café tinto y miró alrededor en la oficina. No había nadie. Pero de
pronto sus ojos se posaron sobre el Nuevo Testamento que tenía junto al
computador. “Soy cristiano; no debo
hacerlo porque sería robar”, murmuró quedamente.
Hacia
las seis de la tarde el superior lo llamó de nuevo. “¿Te decidiste?”, le preguntó. Y su respuesta contundente: “Definitivamente no; prefiero seguir con mi
trabajo.”
Dos
días después lo estaban despidiendo, de manera “inexplicable”. Raúl salió de allí con la conciencia tranquila. Sus
principios y valores no fueron rotos. Actuó como debía. Dos semanas después
tenía un empleo mejor remunerado y le quedaba más tiempo para su familia. ¡Dios
fue y sigue siendo fiel con Sus hijos!
Si
usted se ha visto tentado alguna vez, y sabe que antes que ceder debe obrar en
consonancia con sus principios y valores, sin duda va por buen camino. Piense
por un instante en su vida. ¿Cómo anda con los principios y valores? ¿Acaso se
deja arrastrar por lo que piensa y hace la sociedad en la que se desenvuelve?¿Considera
que como actúan los demás, por el hecho de que todos lo legitiman, está bien?
Recuerde
que si hay algo que no debemos trasgredir son los sanos principios y valores
sobre los que fuimos fundamentados, los cuales nos llevan a rechazar todo lo
que está mal. El rey Salomón escribió al respecto este sabio consejo: “Todos los que temen al Señor odiarán la
maldad. Por eso odio el orgullo y la arrogancia, la corrupción y el lenguaje
perverso.”(Proverbios 8:13. NTV)
Puede sentirse está a
punto de ceder a la tentación de obrar como todos los demás. Si es así,
vuélvase a Dios en oración. Recuerde que un comportamiento inmoral, las drogas,
un lenguaje perverso, faltar a la honradez y tantos otros comportamientos
contrarios a la Palabra de Dios, nos afectan y también a las personas que nos
rodean. En tales casos vale la pena aplicar lo que recomienda el autor y
conferencista internacional, Charles Stanley: “Ya sea que nos estemos hundiendo en un mar de sufrimiento, o buscando
con desesperación un sorbo del agua de vida de Dios, el Señor oye nuestras
súplicas. Y nos dice de nuevo: “Me invocará, y le responderé; yo estaré con él
en la angustia; lo rescataré y lo honraré” (Salmo 91.15 LBLA).”
Todo
depende de los principios y valores que priman en nuestra vida. Constituyen los
cimientos que nos ayudan a experimentar una renovación constante, en la forma
de pensar y en el comportamiento. No es algo que se compra en la farmacia o se
adquiere en el supermercado. Los principios
y valores se van fundamentando en nuestra existencia y terminan ejerciendo
una poderosa influencia en nuestro desenvolvimiento.
3.1. Sane su corazón de emociones negativas
¿Sabe usted algo de Victor Emil Frankl el fundador de
la logoterapia? Este neurólogo y
siquiatra de ascendencia judía, nació el 26 de marzo de 1905 en Viena, Austria,
y es un verdadero ejemplo para el mundo. Por espacio de tres años estuvo en un campo de
concentración nazi.
A
pesar del sufrimiento, no permitió que nada dañara su corazón a pesar de que
sufrió en los tristemente célebres campos de Auschwitz y Dachau. Esa
experiencia le marcó para siempre y escribió el libro “El hombre en busca de sentido” y otros 27 libros. Murió el 2 de
septiembre de 1997. Su influencia ha sido grande en millares de personas, a
través de sus escritos. Él encarna a quienes creen en la necesidad de no
permitir que nuestro ser se llene de sentimientos destructivos…
Todos los seres humanos
tenemos la posibilidad de anidar o dejar de lado, sentimientos negativos como
el odio, el resentimiento y los deseos de tomar venganza por el daño que nos
hicieron. Muchas personas le echan la culpa al diablo o incluso a Dios, porque
tienen amargura y veneno en su vida. Desconocen que todos—usted y yo—tenemos la
posibilidad de tomar decisiones, y sobre esas decisiones deberemos responder—hoy
aquí en la tierra, y en un futuro en la eternidad ante el Señor--.
Cuando
vamos a las páginas de la Biblia, en donde siempre encontramos enseñanzas
maravillosas y edificantes, leemos una sabia recomendación del rey Salomón: “Sobre todas las cosas cuida tu corazón, porque
este determina el rumbo de tu vida.”(Proverbios 4:23. NTV)
Si
le echamos una nueva mirada al texto, encontraremos que sobre nosotros recae la
responsabilidad de vivir presa de la amargura y el odio, o por el contrario
desechar esos sentimientos negativos por lo destructivo que resulta para
nuestra existencia.
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Jamás olvide que tenemos la enorme responsabilidad de enseñar con el ejemplo |
3.2. Es posible perdonar y ser libres
Viene a mi memoria la historia de
un soldado norteamericano quien estuvo por espacio de siete meses en poder de
los vietnamitas. Como consecuencia de esa dinámica siniestra y diabólica de la
guerra, le torturaron y hostigaron día y noche. No obstante, logró escapar y
volver a su país.
Pasados
muchos años, volvió al territorio de Vietnam. Buscó al que fue su verdugo,
inválido porque un explosivo destruyó sus piernas, y le dijo mirándole a los
ojos: “Te perdono”. Dos palabras que
lo marcaron para siempre porque decisión ser libre de la cárcel del rencor. No
guardó nada destructivo en su corazón, y así lo comparte con sus hijos y nietos
con quienes vive hoy en Arizona, Estados Unidos.
En cada uno de nosotros
está la responsabilidad de desechar o guardar cosas en el corazón, en esa área
específica de nuestro ser donde quedan almacenados los recuerdos… Si creemos
que resulta imposible, le recuerdo que con ayuda de Dios podemos lograrlo.
3.3. Los principios y valores se transmiten con el ejemplo
Una madre desesperada pidió ayuda
porque su hijo ya había suspendido dos veces del colegio. “Dicen que es vulgar, y realmente no comprendo que una criatura a esa
edad lo sea”, dijo. Una reunión posterior permitió corroborar que el chico
aprendió ese comportamiento de su padre, un hombre soez por mucho tiempo. Nadie
le enseñó al muchachito a ser vulgar al hablar, él simplemente lo oyo de su
progenitor y lo replicó en su vida. Es lo que ocurre siempre: Los principios y
valores se transmiten con el ejemplo.
Permítame ilustrarlo con un
pequeño relato de un pueblo pequeñito de nuestra amada Latinoamérica. Las cosas marcharon bien hasta el día en
que el Alcalde del pequeño pueblo decidió sacar un Decreto prohibiendo toda
palabra vulgar en las conversaciones de los parroquianos. “Quien sea sorprendido expresándose de manera soez, será multado y en
caso de no tener los recursos suficientes, expiará su error con varias horas de
cárcel”, decía el documento que a unos les pareció jocoso, y a otros, obra
de un leguleyo.
Lo
cierto es que cayeron presos el Notario, el boticario y dos borrachitos que al
calor de unas cervezas, dejaron escapar toda una suerte de improperios contra
todo el que osaba reclamarles por su forma de hablar.
--Si las cosas siguen así—le dijo el
Alcalde a su secretaria--, pronto todos
estarán tras las rejas--
Y no
es que el hombre estuviera siguiendo alguna línea religiosa en particular, sino
que él mismo era muy vulgar y no soportaba las recriminaciones de su esposa,
particularmente cuando iban a algún evento en el que faltaba a los buenos
modales diciendo cosas fuera de todo.
Lo
que pasó en este remoto pueblo, finalmente lo desconozco, pero lo que sí sé es
que la decisión tomó por sorpresa a
muchos que debieron revisar su lenguaje antes de incurrir en un delito.
Ahora,
no es necesario que medie una ley de nuestra sociedad para que pongamos freno a
las expresiones vulgares. Basta que hagamos una auto evaluación de todas las
implicaciones que encierra no saber hablar adecuadamente, para que comprobemos
la urgente necesidad de pensar antes de hablar.
3.4. Revisar
nuestro vocabulario
Si somos vulgares en nuestra forma de comunicarnos con
otras personas, herimos susceptibilidades y de paso manchamos la buena imagen
que nos debe caracterizar como hombres y mujeres en proceso de transformación.
Las
Escrituras nos instan a ser cuidadosos al hablar. El rey Salomón enseñó: “Evita toda expresión perversa; aléjate de las palabras
corruptas.”(Proverbios 4:24. NTV)
Cambiar es posible. No en nuestras fuerzas,
aun cuando es decisivo que nos decidamos a cambiar. No obstante, cambiar es
posible si vamos tomados de la mano del Señor Jesús. ¿Se le dificulta modificar
ese vocabulario soez? Con el poder de
Jesucristo podrá lograrlo. Puedo asegurarle que, progresivamente, irá avanzando.
Una
joven mujer me escribía recientemente llena de entusiasmo. “Sí funciona”, decía su mensaje. Era su
respuesta, dos semanas después de un consejo que le di, sobre cómo vencer con
ayuda de Dios los raptos de ira. “Todos
han notado mi cambio; estoy entusiasmada y con ganas de seguir adelante”,
señalaba.
Todo
es posible cuando vamos de la mano del Señor, quien nos creó (Cf. Filipenses
4:13). Estoy convencido que incluso, ese
lenguaje procaz, puede ser modificado. Basta que se disponga a abrirle las
puertas de su corazón.
A propósito, ¿ya recibió
a Jesús como el Señor de su vida? Ábrale hoy las puertas de su corazón. Le
aseguro que no se arrepentirá porque Él le llevará a vivir una existencia
renovada. ¡Tome hoy la decisión! Si tiene alguna inquietud, no dude en escribirnos
a webestudiosbiblicos@gmail.com o llámenos al (0057)317-4913705
© Fernando Alexis Jiménez
4. Preguntas
para la discusión en grupo:
a. ¿Su
vida está fundamentada en principios y valores?
b. ¿De
dónde provienen esos valores que animan su existencia?
c. ¿Toma
principios y valores de su lectura bíblica diaria?
d. ¿Cuándo
fue la última vez que leyó la Biblia?
e. En
adelante mi vida se moverá alrededor de los principios y valores que aprendo en
la Biblia
f. ¿Tiene
problemas con un lenguaje vulgar y soez?
g. ¿Bajo
qué circunstancias se ha visto presionado a hablar de manera vulgar?
h. ¿Ha
intentado cambiar su forma de expresarse?
i. ¿Qué
impidió que lograra cambiar su forma de hablar?
j. En
adelante y con ayuda de Dios, experimentaré modificación en mi forma de hablar
y no ser vulgar
5. Oración al terminar la Célula familiar:
“Amado
Señor, en este nuevo día te damos gracias por la vida. Porque nos tienes
reunidos como familia aquí hoy. Te damos gracias por la provisión diaria, por
las bendiciones, porque nos permites seguir cambiando y tener en el hogar, una
vida plena. Reconocemos que si hay principios y valores en cada uno de los miembros
de nuestra familia, siempre seremos victoriosos. Gracias por quedarte con
nosotros en esta jornada. Amén”
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