Cuando perdonamos, enseñamos a nuestros hijos--con hechos-- la importancia de prodigar perdón |
Perdonar para ser libres física y espiritualmente
Escrito Por VIDA DE EXITO
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1.
Lectura Bíblica: Mateo 11:28;
Efesios 4:23; Isaías 43:18, 19; Filipenses 3:13, 14, Mateo 11:28
2. Objetivos:
2.1. Que al término de la reunión de Célula
Familiar los concurrentes comprendan la
importancia de perdonar para experimentar crecimiento personal y espiritual.
2.2. Que al término de la reunión de Célula
Familiar los concurrentes comprendan que
en el proceso de perdonar a quienes nos han causado daño físico y emocional no
estamos solos ya que Dios nos ayuda.
3. Desarrollo
del tema:
La frase del Obituario resultó contundente. Quienes la leían no podían
creerlo. Decía: "Nació el 4 de
enero de 1935 y murió el 30 de agosto de 2013. Le sobreviven seis de los ocho hijos a quienes se pasó la vida
torturando de todas las formas posibles. Mientras descuidaba y abusaba de
sus hijos más pequeños, se negaba a permitir que alguien más los cuidara o les
mostrara compasión." Lo publicó el diario norteamericano Reno Gazette-Journal (RGJ).
Patrick and Katherine Reddick
escribieron el sorprendente recordatorio mortuorio, e incluso cantaron “Ha muerto la bruja”, que se puede
apreciar en la película El Mago de Oz.
Los hermanos Reddick argumentaron en el obituario que su objetivo era "estimular un movimiento nacional" en
contra del abuso infantil en Estados Unidos. "Los hijos que le sobreviven ahora vivirán el resto de su vida en paz
sabiendo que su pesadilla por fin tuvo una especie de cierre",
escribieron.
Pareciera, opinaron muchas personas,
que los hijos estaban satisfechos con el deceso. El sepelio, antes que motivo
de dolor, fue la oportunidad de sacar a flote todo el dolor que guardaban en el
corazón.
¿Vive usted esta misma
situación?¿Fue abusado por sus padres? Y vamos más allá: ¿Ha perdonado a sus
padres, que le causaron dolor emocional y físico? La única forma de ser libres,
aun cuando resulta un tanto duro, es perdonando. Es una forma de liberar al
otro, y de liberarnos a nosotros.
Russell Friedman, precisa que: "Cuando aquellos que han sido abusados o
afectados con algún hecho doloroso, vuelven a narrar la historia de su dolor,
no hay recuperación. ¿En dónde está la causa de ese ciclo de dolor?... Solo
está reafirmando el dolor que se ha integrado; el dolor se vuelve su identidad.
El dolor no es libertad, es la prisión".(Citado en CNN en Español.
Edición digital. 03/10/2013)
El especialista señala que algunos
sobrevivientes de ese dolor coinciden en
que aferrarse al odio pese a que, como ocurrió en la historia de los hijos
dolidos por los abusos de su progenitor, avergonzar públicamente al fallecido
no cerrará el ciclo de una vida de dolor. En su criterio: “La única forma de superar el dolor que causa
un personaje decisivo en la vida de una persona es perdonar, pero la definición
de esa palabra a veces está mal entendida. El perdón no se trata de decir:
'Está bien' o de que 'aceptes' o 'apruebes' lo ocurrido… El perdón es aceptar
que lo que ocurrió, ocurrió, y que ahora estás listo para soltar el
bagaje, el dolor y el miedo".
3.1. Perdonar nos ayuda a crecer
Algo que aprendemos
en el proceso de perdonar es que una persona, cuando lo hace, ya no actúa con base en los sentimientos de
venganza, ira o temor, sino que toma decisiones con base en su propio carácter.
En caso contrari0, el dolor acompaña a la persona como una sombra, y siempre
estará a las puertas el deseo de tomar venganza. Ese el propósito oculto que
anima a quienes han sido heridos física y emocionalmente, por sus padres, una
persona que aman o quizá alguien cercano.
Probablemente
usted es una de esas personas que ha experimentado el dolor. Sabe que las
situaciones han golpeado su corazón y desea salir de esa cárcel. Nuestra
sincera recomendación es que entregue esos sentimientos en manos de Dios.
Someterlos a Él, es el mejor paso que podemos dar para ser libres; además es lo
que enseñó el Señor Jesús: “Luego dijo
Jesús: «Vengan a mí todos los que están cansados y llevan cargas pesadas, y
yo les daré descanso.”(Mateo 11:28. NTV)
Una joven universitaria con quien
hablé hace algunos días enfatizaba lo difícil que es perdonar a quien le hizo
daño. “Un familiar abusaba de mí desde la
niñez, y aunque lo he intentando, siendo que no puedo perdonarlo”, dijo. Leímos
la Biblia y en particular, pasajes donde Dios nos dice que si dependemos de Él,
no solo tenemos asegurada la victoria (Cf. Filipenses
4.13) sino que nos ayudará a vivir los procesos de perdonar y seguir
experimentando una vida plena.
Es cuando nos rendimos a Dios,
cuando le entregamos el dolor que anida en nuestro corazón, que podemos
experimentar cambios, los mismos a los que se refiere el apóstol Pablo: “En cambio,
dejen que el Espíritu les renueve los pensamientos y las actitudes.”(Efesios
4:23. NTV)
Hasta tanto perdonemos, seguiremos
arrastrando una pesada cadena que nos ata al pasado, a vivir en el ayer, en esa
época cuando no podíamos perdonar porque primaba el deseo de tomar venganza. El
amor de Dios nos libera y permite que seamos transformados para experimentar la
vida plena que Él tiene para nosotros (Cf. Proverbios 19:11)
3.2. No podemos seguir atados al pasado
Lo que
recuerda Ricardo de su niñez, porque se tornó recurrente, eran las cuatro
palabras que le marcaron para siempre y que su padre no se cansaba de repetir:
"No sirves para nada". Incluso en la adolescencia despertaba
sobresaltado escuchando esa frase que le causaba dolor y tristeza.
--No podía acostumbrarme a que
las cosas salieran bien—rememoraba--. Pensaba que en cualquier momento,
algo fallaría y todo terminaría en fracaso, como lo decía mi padre. Creía que,
en verdad, yo no servía para nada--.
La imprecación de que era un
inútil, lo seguía a todas partes como una sombra. Se convirtió en una
enorme barrera cada vez que tenía enfrente una oportunidad. Sin proponérselo,
revivían los incidentes en que su progenitor lo ofendía y declaraba que jamás
llegaría a ser nadie.
Cuando tuvo un encuentro personal
con el Señor Jesús, el curso de su historia cambió. Comprendió que con ayuda de
Dios podía llegar muy lejos, donde quiera que emprendiera un proyecto. Sus
metas podrían materializarse, aun cuando tuviera todo en contra.
--Descubrí
las enormes potencialidades que el Señor me proveyó. Desde antes que naciera,
en sus propósitos eternos, yo era un ganador—explicó
Ricardo al sustentar cómo había llegado a ser presidente de una compañía de
sistemas informáticos.
Cada vez que venían a su mente las
palabras que otrora le llenaron de frustración; "No sirves para nada",
las asumía como un reto para seguir adelante. No constituyeron desde entonces
un obstáculo sino un aliciente para triunfar en todas las etapas de su
existencia.
Quien vive atado al pasado jamás
disfruta el hoy. En la Biblia nuestro amoroso Padre celestial nos instruye a
dejar atrás todo aquello que nos causa dolor y abrirnos a la vida que Él tiene
para nosotros: "Pero olvida todo eso, no
es nada comparado con lo que voy a hacer. Pues a punto estoy de hacer algo
nuevo. ¡Mira, ya he comenzado!¿No lo ves? Haré un camino a través del desierto;
crearé ríos en la tierra árida y baldía." (Isaías 43:18, 19. Nueva Traducción
Viviente).
Desde el momento en que recibimos a
Jesús como Señor y Salvador, emprendemos una existencia renovada. Los hechos
dolorosos no pueden seguir ocupando un lugar relevante en nuestro ser. Son cosa
del ayer y allí deben quedar.
Probablemente somos ustedes y yo
quienes nos negamos a las enormes oportunidades que Dios tiene para nosotros.
Miramos el ahora, el hoy, lleno de nubarrones con el panorama delante nuestro,
totalmente ensombrecido. Eso es lo que "queremos ver", no lo que el Señor nos ofrece. Es necesario
entonces, renovar nuestra forma de pensar (Cf. Romanos 12:2)
Recuerde: Dios tiene lo mejor para
usted. Basta que se decida a vivir conforme Dios lo quiere, en bendición y
prosperidad, y no en ruina y fracaso como quizá se encuentra. Si tiene alguna
inquietud, por favor, no dude en escribirnos. Ah, y por favor, que no pase este
día sin que haya tomado la mejor decisión: recibir a Cristo como Señor y
Salvador.
3.3. De los traumas a la victoria
Rosa jamás podía olvidar las
veces en que su madrastra la humilló y le recordó que la "habían
recogido" porque su verdadera madre era irresponsable. Le dolía no
solo recordar aquellas palabras ofensivas sino también, las agresiones físicas
de que fue objeto.
--Esa
historia de dolor y tristeza me impedía dar amor y recibir amor—explicó la
joven mujer-. Sin embargo, cuando Cristo me ofreció una nueva
oportunidad, construí un futuro de esperanza y victoria a partir de ese pasado
de angustia y desesperanza--. Hoy ha vuelto a sonreír.
Esta
secretaria ejecutiva aconseja a quienes enfrentan, al igual que ella, un ayer
de derrota. Explica, con fundamento en su propio testimonio, que es posible
salir adelante y obtener la victoria.
Los
hechos traumáticos—por el grado de impresión que generan en nuestras emociones
y sentimientos—pueden ayudarnos a crecer en todas las áreas de nuestra vida. Es
un principio que toma como fundamento en varios pasajes de la Biblia y con la
que coinciden varios científicos de la Universidad de Buffalo, en Nueva York.
Todo depende del manejo que le demos a los eventos.
"Muchas
experiencias que inicialmente resultan dolorosas, pueden convertirse en
oportunidades para ser fortalecidos interiormente", asegura el
profesor de sicología del establecimiento universitario, Mark Seery, quien
realizó el análisis entre 2.398 hombres y mujeres de distintas edades.
Concluyen
los especialistas que los golpes de la vida pueden ser benéficos para la salud
mental, ya que permite mejorar la adaptabilidad del ser humano ante los
problemas en apariencia insolubles y fortalece la capacidad de resistencia ante
las nuevas dificultades.
En
su criterio, es esencial que veamos el lado bueno de las adversidades y
evaluemos cada situación con mucha calma para no tomar decisiones apresuradas.
Este manejo de los hechos traumáticos nos vacuna ante futuros eventos que
produzcan dolor emocional.
A
su turno la escritora y conferencista colombiana, Ayda Luz Valencia, autora del
libro "Caminos para sanar", asegura que "El equilibrio
depende de cuánto nos conozcamos, cuánto nos permitimos aceptarnos y de cuánto
aprendemos a desprendernos de apegos y cosas del pasado. También depende de
nuestra capacidad para perdonar y vivir el presente y prepararnos para el
futuro. El asunto es que nos condicionamos a lo que diga a lo que dicta la
sociedad o lo que nos dictó la familia desde que éramos pequeños. No podemos
seguir flagelándonos con el pasado."(Diario colombiano ADN, miércoles 18u de mayo de 2011, página 10)
Si
vemos el mundo con un prisma derrotista, atados al ayer, jamás veremos lo
hermoso que tiene Dios para nosotros hoy y lo prometedor y alentador que nos
ofrece para el mañana.
3.4. Es posible perdonar con ayuda de Dios
Alguien a quien brindé
orientación en la iglesia, insistía en que resultaba imposible olvidar los
hechos que le impactaron. "Quiero seguir adelante, disfrutar la vida,
pero inmediatamente aparecen las escenas de situaciones que me causaron dolor".
En
nuestras fuerzas no es posible. Si bien es cierto el apóstol Pablo explica: "No, amados hermanos, no lo he logrado, pero me
concentro sólo en esto: olvido el pasado y fijo la mirada en lo que tengo por
delante, y así avanzo hasta llegar al final de la carrera para recibir el
premio celestial al cual Dios nos ha llamado por medio de Cristo Jesús"
(Filipenses 3:13, 14. Nueva Traducción Viviente) Muchas personas
reconocen que no resulta fácil dejar atrás los hechos traumáticos.
Pero,
¿debe ser así? En absoluto. El Señor Jesús enseñó a sus discípulos y a nosotros
hoy: "…Vengan a mí todos los que están
cansados y llevan cargas pesadas, y yo los haré descansar" (Mateo 11:28,
Nueva Traducción Viviente).
No
es en nuestras fuerzas como logramos sobreponernos a los hechos traumáticos
sino con ayuda de Dios. Él nos da la fuera para perdonar y trae sanidad a
nuestras heridas emocionales. Es necesario descansar en Él. Y descansar en Él—nuestro
amoroso Padre Celestial, no es otra cosa que entregarle todas nuestras cargas.
Hoy
es el día para emprender una nueva vida. Basta que le abra las puertas de su
corazón. Jesús, el Señor, transformará una existencia. No deje pasar esta
oportunidad. Si tiene alguna inquietud, no dude en escribirnos a
pastorfernandoalexis@gmail.com o llamarnos al (0057)317-4913705
4. Preguntas
para la discusión en grupo:
a.
¿Vive atrapado en el pasado?
b.
¿Ha comprobado que el pasado le impide vivir el presente?
c.
¿Qué trauma todavía ronda su cabeza?
d.
¿Desea que Dios sane su vida?
e.
Rendiré mi vida para que Dios obre poderosamente
f.
¿Hay personas a las que no ha podido perdonar?
g.
¿Entre aquellos a quienes no ha podido perdonar se encuentran su cónyuge,
hijos, padres o un ser querido?
h.
¿Qué impide que pueda perdonar?
i.
¿Desea seguir guardando ese sentimiento de rencor en su corazón?
j.
Rendiré mi vida para que Dios me permita perdonar y ser libre de las
consecuencias del rencor
5. Oración al terminar la Célula familiar:
“Amado Dios y Padre
celestial, te damos gracias porque este nuevo día que nos regalas para vivirlo
como familia. Concédenos el privilegio de olvidar aquello que nos ha causado
dolor y que nos impide vivir el presente. Danos la fortaleza para perdonar y
emprender una nueva vida en el hogar, con todos los que lo integramos. Como
familia sometemos en tus manos todo el dolor que pudiéramos guardar en nuestro
corazón. Te pedimos que nos ayudes a vivir en victoria este día. Amén”
© Fernando Alexis Jiménez
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