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Es importante que tengamos especial cuidado con nuestro testimonio familiar |
1.
Lectura Bíblica: Marcos 6:1-6
2. Objetivos:
2.1. Que al término de la reunión de Célula
Familiar los concurrentes comprendan la
importancia del testimonio de vida, en la familia y en la sociedad.
2.2. Que al término de la reunión de Célula
Familiar los concurrentes comprendan que
nuestra forma de pensar y actuar ejerce influencia positiva o negativa en
nuestra familia.
3. Desarrollo
del tema:
¿Cómo vive a Cristo? Esa
pregunta es esencial y nos toca a todos. ¿Cuál es la razón? Porque el mayor
fundamento del cristiano está en el testimonio de vida. Es a través de lo que
pensamos y hacemos que ejercemos influencia en los demás. Y téngalo claro:
Nuestra influencia puede ser negativa o positiva.
Hay un texto bíblico que le
invitamos a considerar: “Jesús salió de ese lugar y se fue para su pueblo junto a sus
seguidores. Cuando llegó el día de descanso, Jesús comenzó a enseñarles en la
sinagoga. Muchos estaban muy impresionados
por lo que escuchaban, y decían: --¿De dónde sacó este hombre todo
esto?¿Cómo pudo conseguir tanta sabiduría?¿De dónde sacó el poder para hacer
los milagros que hace?¿Acaso no es este el carpintero hijo de María y hermano
de Santiago, José, Judas y Simón?¿No viven sus hermanas aquí también entre
nosotros?”. No podían aceptar a Jesús...”(Marcos 6:1-3. La Palabra de Dios para
todos).
Una vez hemos leído este pasaje, comparto con usted la
desolación que asistía a un cristiano a quien conocí, y que por años no quiso
ir a la iglesia. “Mi padre iba a la iglesia
todos los domingos, pero en casa era terrible.”, dijo. Esas palabras
impactaron porque pensé y sin duda usted también, sobre el tipo de testimonio
cristiano que ofrecemos. Puede que no sea el mejor, y por supuesto, ni siquiera
nuestra familia quiere convertirse a Cristo, porque no damos ejemplo.
3. 1. Librando la lucha por vivir a Cristo en familia y sociedad
Gonzalo dejó de llegar los
domingos en la mañana después de haber permanecido fuera de casa por espacio de
dos días sin decir dónde y con quién estaba. Su esposa tampoco necesitaba
saberlo. Anticipaba que estuviera bebiendo y con mujeres. Su costumbre de
muchos años. Sin embargo dejo de irse de juerga.
--No creo en tu cambio—le gritó fuera de casillas--. Ver para creer--, vociferó.
Los moradores del barrio
cruzaban esquinas cuando veían a John Jairo. Lo conocían como ladrón. El primer
pensamiento que venía a sus mentes apenas lo veían, era que no querían ser
víctimas. “No teman, he cambiado”,
les decían. Nadie podía creerlo. Y preferían rehuirle. “Hombre precavido vale por dos”, solían comentar al sustentar el por
qué se iban por otro camino para no cruzarse con él.
Ya no formaba broncas con
todos. Ayudaba en casa con los quehaceres domésticos, especialmente el sábado y
domingo. Su madre estaba enternecida pero el padre no. “No puedo creer que este
muchacho cambie así por así, de la noche a la mañana. Sin duda quiere
engañarlos”, comentaba su padre.
Tres casos que, guardadas las
proporciones y las circunstancias, es probable haya descubierto alrededor suyo.
Es más, quizá ha protagonizado un incidente así. Aunque ha experimentado
cambios en su forma de pensar y de actuar, enfrenta la escepticismo de los
demás. Son capaces de creer en los cambios de terceros y no en los suyos.
¿Le ha ocurrido? Es probable
que sí: en el trabajo, en el lugar en donde estudia o tal vez en su hogar, que
es el primer lugar donde mostramos nuestra fe. Una situación así es
desalentadora; pero, ¿cómo enfrentarla?
3.2. La vida a
la manera de Dios
Si usted busca vivir a Cristo
allí donde se desenvuelve, entre otros
el espacio familiar, seguramente encontrará opositores. Buscarán motivos para
criticarles. Bueno o malo, lo que sea que haga,
desencadenará cuestionamientos. ¿Cuál es la razón? Cuando vivimos la
vida a la manera de Dios y no de acuerdo con los parámetros que nos traza el
mundo, los demás se sentirán amenazados porque está yendo en contravía, y
encontrarán la menor oportunidad para hacerle sentir mal.
En la Biblia hallamos un
incidente revelador en torno al Señor Jesús: “Jesús
salió de ese lugar y se fue para su pueblo junto a sus seguidores. Cuando llegó
el día de descanso, Jesús comenzó a enseñarles en la sinagoga. Muchos estaban
muy impresionados por lo que escuchaban,
y decían: --¿De dónde sacó este hombre todo esto?¿Cómo pudo conseguir tanta
sabiduría?¿De dónde sacó el poder para hacer los milagros que hace?¿Acaso no es
este el carpintero hijo de María y hermano de Santiago, José, Judas y Simón?¿No
viven sus hermanas aquí también entre nosotros?”. No podían aceptar a
Jesús...”(Marcos 6:1-3. La Palabra de Dios para todos).
Hombres y mujeres de Nazaret,
no podían concebir ni aceptar que aquél con quien habían convivido tanto
tiempo, ahora fuese un poderoso instrumento de Dios. Si realiza una nueva
lectura del pasaje encontrará que:
1.- Rechazaron la enseñanza de Jesús.
2.- Cuestionaron su conocimiento de Dios.
3.- Pusieron en tela de juicio no solo su formación sino también el que no
era de una línea sacerdotal sino de una familia tradicional de su pueblo.
3.3. ¿Qué hacer
frente al rechazo?
Para el Señor Jesús lo más
importante no era lo que dijeran los demás, sino su compromiso con Dios el
Padre. No necesitaba rótulos que lo identificaran como Hijo del Altísimo.
Tampoco usted o yo los necesitamos. El Maestro sabía que testimoniaba con sus
hemos más que encendiendo debates religiosos o filosóficos. De nada sirven.
Alientan la discordia pero no resolverán la situación porque los opositores
están empecinados en creer su “propia verdad” y generarán conflicto así
tengamos nosotros la razón.
Comprenda que los
contradictores o críticos no están atacándolo a usted sino al Dios en el que
usted ha creído, porque su vida testimonia de Él, le pertenece a Él y busca
glorificarlo a Él.
Observe cuidadosamente la
reacción del Señor Jesús frente a los ataques que desplegaron en su contra un
enorme grupo de incrédulos: “...pero él les
dijo:--Se honra a un profeta en todas partes. Pero nadie es profeta en su
propio pueblo y en su propia casa.”(Marcos 6:4. La Palabra de Dios para todos).
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No podemos olvidar que un mal testimonio familiar afecta a nuestros hijos de manera directa |
¿Qué trataba de decirles? Que
era en su propio pueblo donde no podían reconocer que alguien era distinto y no
sujeto a una forma de obrar sujeta a lo que piensa y dispone el “común de las
personas”. El amado Señor Jesús no polemizó ni respondió con ataques. Respondió
con amor y sabiduría. Usted y yo también podemos obrar prudentemente cuando se
generen situaciones imprevistas y en otras circunstancias provocarían nuestra
reacción negativa.
3.4. Ore por
los incrédulos, no se sienta herido
Pese al accionar de los
críticos y opositores, usted y yo debemos seguir adelante, tomados de la mano
del Señor Jesucristo. Lo aconsejable es no prestar atención a palabras necias.
Hacerlo es perjudicial para sus relaciones interpersonales y su crecimiento
espiritual.
Cada quien recibe lo que
sembró. Es un principio bíblico que tiene aplicación en todos los países y en
todas las personas. Sin duda el dolor que causó al Señor Jesús no fueron las
críticas de aquellos moradores de Nazaret sino el que cerraran las puertas a
Dios. “Y Jesús no pudo hacer ningún milagro allá.
Lo único que hizo fue imponer las manos a algunos enfermos y sanarlos. Y estaba
muy sorprendido de la falta de fe de la gente de su pueblo. Así que siguió
hacia los otros pueblos enseñando a la gente.”(Marcos 6:4-6. La Palabra de Dios
para todos).
Siga adelante. No se detenga.
Permanezca firme con el Hijo de Dios. Nada podrá derribarlo, si está tomado de
mano. ¡La victoria está asegurada!
No deje pasar este día sin que le abra las puertas de
su corazón a Jesucristo. Le aseguro que no se arrepentirá. Si tiene alguna
inquietud, escríbanos a webestudiosbiblicos@gmail.com
o llámenos al (0057)317-4913705
© Fernando Alexis Jiménez
4. Preguntas
para la discusión en grupo:
a. ¿Hemos valorado la importancia de nuestro testimonio
como cristianos?
b. ¿Somos
coherente entre lo que decimos y lo que hacemos, comenzando por nuestro propio
hogar?
c. ¿Nuestro
testimonio de vida cristiana impacta a nuestro cónyuge y a nuestros hijos?
d. ¿Qué
impide que nuestra familia se convierta a Cristo?
e. ¿Deseamos
realmente experimentar un testimonio de vida edificante?
f. ¿Hemos
pedido a Dios que nos ayude con el mejoramiento en nuestro testimonio de vida?
5. Oración al terminar la Célula familiar:
“Amado Padre celestial, te
damos gracias por este nuevo día. Hoy hemos aprendido por las Escrituras que
nuestro testimonio de vida es muy importante. Reconocemos que hay momentos en
los que nuestro testimonio no es el mejor e incluso, puede que deje mucho que
desear. Oramos delante de tu Presencia que nos ayudes a cambiar aquello que
debamos modificar en nuestra forma de pensar y de actuar. Sometemos nuestra
vida y familia en tus manos, Amén”
© Fernando Alexis Jiménez
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