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Con ayuda de Dios los espsos vamos a recobrar el liderazgo en familia |
1. Lectura Bíblica: Josué 1:1-16
2. Objetivos:
2.1. Que al término de la
reunión de Célula Familiar los esposos comprendan la importancia de su
liderazgo a nivel del hogar.
2.2. Que al término de la
reunión de Célula Familiar los concurrentes
asuman algunas pautas que deben tener en cuenta los esposos para
desarrollar un buen liderazgo
2.3. Que al término de la
reunión de Célula Familiar los concurrentes
comprendan que en el proceso de cambio es importante aplicar cambios
constantes en nuestra vida personal y espiritual.
3.
Desarrollo del tema:
Emprender un nuevo año, quizá un nuevo mes o una
semana, siempre resulta curioso. ¿La razón? Los compromisos que hacen muchas
personas en su propósito de experimentar transformación en su vida. “Desde el primero de enero comeré menos para bajar peso”, dice
alguien. “El próximo mes caminaré unas
veinte cuadras para mantenerme en forma”, asegura otro. “Desde el lunes dejaré de beber tanto café
tinto”, se promete uno más. Promesas que nos formulamos y que,
generalmente, nunca cumplimos. El motivo es sencillo: el compromiso lo asumimos
de labios para afuera y no de corazón.
Ahora traslademos esta situación al escenario de
la familia. Muchos quisiéramos experimentar cambios a nivel de la relación de
pareja y con los hijos. Nos prometemos que el año próximo, el mes que viene o
quizá el lunes; no obstante, tales fechas nunca llegan porque nos dejamos
arrastrar de nuevo por aquello que nos mueve de la comodidad a la que estamos
acostumbrados: el comportamiento, la forma de responder, de pensar, de
reaccionar.
3.1.
Tiempo de liderar cambios en familia
Las personas que están llamadas a liderar la
transformación en la familia, son en primera instancia los esposos. Es una
responsabilidad que les asiste, y a la que no pueden renunciar. Cuando por
alguna razón dejamos que la responsabilidad del hogar recaiga en los hombros de
la esposa, ellas como mujeres saben asumir el control de los problemas, y
perdemos espacio en el liderazgo al que nos llamó Dios.
La familia es el gran reto de un hombre llamado
a transformar la sociedad en la que se desenvuelve. Liderar es ejercer
influencia y guiar a otras personas—en este caso nuestro cónyuge e hijos—hacia
una meta.
Traigo a colación la vida de Josué, el gran
conquistador de la tierra prometida, para que aprendamos de él algunos
elementos que nos ayuden a liderar transformación en familia.
3.1.1.
Muchos retos parecen muy grandes
Liderar un hogar parece un reto muy grande:
cuentas pendientes por pagar, proveer para los alimentos, la seguridad social,
el estudio de los hijos, cancelar los servicios básicos, la renta, algún
crédito contratado para comprar un electrodoméstico, en fin, la lista podría
ser muy extensa. Es un reto, debemos admitirlo. Pero Dios nos llama no
solamente a asumir los retos, sino también, a superar las pruebas que salen al
paso procurando que no cumplamos el objetivo que nos hemos fijado.
Le invito a leer sobre el llamamiento de Josué: “Después de la muerte de Moisés, siervo del Señor, el Señor habló a Josué, hijo de
Nun y ayudante de Moisés. Le dijo: «Mi siervo Moisés ha muerto. Por lo tanto, ha
llegado el momento de que guíes a este pueblo, a los israelitas, a cruzar el
río Jordán y a entrar en la tierra que les doy. Te prometo a ti lo mismo que le
prometí a Moisés: “Dondequiera que pongan los pies los israelitas, estarán
pisando la tierra que les he dado: desde el desierto del Neguev, al sur, hasta
las montañas del Líbano, al norte; desde el río Éufrates, al oriente, hasta el
mar Mediterráneo, al occidente, incluida toda la tierra de los hititas.”(Josué
1:1-4. NTV)
Nadie podrá asumir el liderazgo en el hogar más
que usted. Quizá hasta el momento ha eludido responsabilidades y las ha dejado
en manos de su cónyuge. Es un error. Revise su situación y dispóngase a aplicar
correctivos y recobrar el liderazgo que le corresponde.
3.1.2.
Llamados a llevar nuestra familia a “mejores tierras”
El pueblo de Israel marchaba hacia la tierra
prometida. Esta meta obligaba de cada uno de ellos, decisión, esfuerzo, perseverancia.
Tres elementos que son muy útiles en todo cuanto emprendemos y más la tarea de
llevar nuestra familia a “mejores tierras”.
No fuimos llamados por Dios a liderar una familia y llevarles únicamente al
estado de sobrevivencia, sino llevarlos siempre a nuevos niveles, mejorando sus
condiciones de vida en lo personal y lo espiritual. ¿Está cumpliendo su tarea?
3.2.
Tres dimensiones del líder familiar
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Es tiempo de que Dios reine en nuestro hogar |
Cuando asumimos el compromiso de liderar en
familia, debemos tener en cuenta que ejerce directa incidencia sobre tres
áreas: La primera, mi vida personal y
espiritual. ¿Cómo anda mi relación con Dios?¿Ser cristiano está llevándome
a experimentar cambios en mi forma de pensar y de actuar?. La segunda área es
el grado de influencia que ejercemos
sobre otras personas. ¿Qué tipo de liderazgo aplicamos en familia? Es necesario
hacer un alto en el camino y aplicar modificaciones en nuestros patrones de
conducta. La tercera área es el avance
hacia la materialización de nuestros sueños y metas. En el momento que
dejemos de soñar y dar pasos sólidos, aunque a veces parezcan débiles, nos
llevará a un retroceso en el proceso de progresar y traer progreso a nuestra
familia.
Lograr avances significativos en estas tres
áreas es posible cuando somos conscientes que no estamos solos, que Dios nos
acompaña en todos los pasos que damos para cambiar y mejorar. Él lo dijo muy
claro cuando llamó a Josué: “Nadie podrá
hacerte frente mientras vivas. Pues yo estaré contigo como estuve con Moisés.
No te fallaré ni te abandonaré.”(Josué 1:5. NTV)
Cito aquí al autor y conferencista internacional,
Charles Stanley cuando escribe: “Algunas
cosas deben venir directamente de Dios, la fuente de toda sabiduría. ¿Cuántas
familias hoy todavía estarían unidas si hubieran buscado las soluciones de Dios
a sus problemas hogareños? ¿Cuántos hijos e hijas estarían todavía en el hogar
si sus padres hubieran llevado sus dificultades al Señor? Pero a menudo nos
negamos a aceptar soluciones de Dios. Queremos soluciones rápidas a nuestros
problemas.”(Charles Stanley. “Trátelo con oración”. Editorial Vida. EE.UU.
1994. Pg. 15)
Si encontramos tropiezos en el camino, en la
relación familiar, es a Dios a quien debemos recurrir en la certeza de que
responderá a nuestras oraciones y nos concederá la victoria.
3.3.
Dios nos demanda ser fuertes y valientes
Alcanzar grandes metas, en este caso liderar la
transformación en una familia, no es posible en nuestras fuerzas sino con ayuda
de Dios; pero ligado a este primer aspecto, va uno segundo: debemos ser
esforzados y valientes porque nada vendrá como consecuencia del azar. Todo es
consecuencia de lo que hacemos, y más cuando vamos de la mano del Señor.
Cuando Dios llamó a Josué, se lo dijo: “Sé fuerte y valiente, porque tú serás quien guíe a este
pueblo para que tome posesión de toda la tierra que juré a sus antepasados que
les daría. Sé
fuerte y muy valiente. Ten cuidado de obedecer todas las instrucciones que
Moisés te dio. No te desvíes de ellas ni a la derecha ni a la izquierda.
Entonces te irá bien en todo lo que hagas. Lee constantemente este libro de instrucción.
Medita en él de día y de noche para asegurarte de obedecer todo lo que allí
está escrito. Solamente entonces prosperarás y te irá bien en todo lo que
hagas. Mi mandato
es: “¡Sé fuerte y valiente! No tengas miedo ni te desanimes, porque el Señor tu Dios está contigo dondequiera que vayas”».”(Josué
1:1-9. NTV)
Cuánto esfuerzo y valentía requerimos los
esposos. Liderar una familia no es fácil. No faltan las dificultades en la
relación de pareja y tampoco con los hijos; pese a ello, si avanzamos de la
mano del Señor Dios, obtendremos en todo momento la victoria porque Él nos
ayuda.
Dios también llamó a Josué, y a nosotros hoy, a
dejar de lado el temor y el desánimo. Se constituyen en
poderosos enemigos en nuestra vida personal y espiritual si les permitimos
tomar fuerza. Nuestro hogar puede ser sólido y anidar la armonía, si permitimos
que Dios ocupe el primer lugar. ¡Tenemos asegurada la victoria!
Antes de terminar una pregunta: ¿Ya recibimos a
Jesucristo como nuestro Señor y Salvador? Es la mejor decisión que jamás podemos
tomar, porque prendidos de Su mano, emprendemos el maravilloso camino hacia el
crecimiento personal y espiritual. Si le asalta una pregunta, no dude en
escribirnos a webestudiosbiblicos@gmail.com
© Fernando Alexis Jiménez
4.
Preguntas para la discusión en grupo:
a. Como esposo, ¿qué tipo
de liderazgo ejerzo en familia?
b. ¿En mi condición de
esposo eludo mis responsabilidades de tal maneja que es mi cónyuge quien debe
asumir toda la carga del hogar?
c. Como esposo, ¿qué tipo
de influencia ejerzo en mi familia?¿Les doy ejemplo con mis acciones?
d. ¿Ser cristiano está
llevándome a experimentar cambios en mi forma de pensar y de actuar?
e. ¿Somos conscientes que
no estamos solos en el proceso de cambio hacia nuestra familia, y que Dios está
con nosotros?
f. ¿Buscamos a Dios de tal
manera que Él ocupe el primer lugar en nuestro hogar?
g. ¿Por qué insiste el
autor bíblico en hablar de esfuerzo y valentía cuando avanzamos hacia las
metas?
h. ¿Qué influencia ejercen
en nosotros el temor y el desánimo, cuando avanzamos hacia una
meta?
i. En adelante y como esposos,
lideraremos la transformación de la familia.
5. Oración al terminar la Célula familiar:
“Amado
Padre celestial, hoy reconocemos que tal vez los esquemas de liderazgo en el
hogar no están bien ejercidos. Los esposos reconocemos que hemos fallado, que
hemos eludido muchas responsabilidades, pero también, que es tiempo de aplicar
correctivos con tu ayuda, divino Señor. Como familia reconocemos que no estamos
solos en el proceso de cambio, y que tú estás con nosotros. Eres quien nos guía
hacia nuevos niveles de crecimiento, personal y familiar. Sometemos nuestros
planes y proyectos en tus manos. Amén”
©
Fernando Alexis Jiménez
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