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Un Dios en quien podemos confiar

Es importante que como familias,
aprendamos a desarrollar confianza
en Dios

1. Lectura Bíblica: EFESIOS 2.4-10; 2 Corintios 5.8; Salmo 100:5; 1 Juan 4:10

2. Objetivos:

ü  Que al término de la reunión de la Célula Familiar, los participantes comprendan la importancia de desarrollar intimidad con Dios para conocerle como Es
ü  Que al término de la reunión de la Célula Familiar, los participantes comprendan qué es y en qué consiste el desarrollo de una plena confianza en Dios

3. Desarrollo del tema:

Por Charles Stanley con aportes de Fernando Alexis Jiménez
¿Cuál es el mayor problema que tenemos los cristianos? Que hablamos muchísimo de Dios, pero no lo conocemos. En nuestro criterio, Dios es conforme lo imaginamos, de acuerdo con nuestra propia perspectiva. Y ahí está el error. El Señor en el que creemos es muy distinto del real, el Dios de poder que transforma, hace milagros y cambia las circunstancias.
            Recuerde lo que enseñan las Escrituras: “Pues el Señor es bueno. Su amor inagotable permanece para siempre, y su fidelidad continúa de generación en generación..”(Salmo 100:5. Nueva Traducción Viviente)

            ¿Qué debe mediar? La revelación del Señor. Dios debe revelarse a nuestra vida. ¿Y cómo lo logramos? Mediante intimidad con Él. La oración y el estudio sistemático de las Escrituras es un camino apropiado para conocerle como realmente Él es?
            Cuando le conocemos en Su plenitud, podemos confiar en Él. Comparto con usted cinco razones para confiar en Dios que nos enseña el reverendo Charles Stanley:
Basándonos en el carácter de Dios, ¿de qué podemos estar seguros?
            1. Dios nos impartirá su misericordia. Al enviar a su Hijo a morir en nuestro lugar, el Padre celestial demuestra su amor por nosotros (Salmo 100:5; 1 Juan 4:10).
            2. El Señor nos ayudará a hacer lo que Él requiera de nosotros. Nos dará no solo la sabiduría espiritual para que podamos realizar las tareas que nos ha asignado, sino también el poder para llevarlas a cabo (Hebreos 13.21).
            3. Dios pondrá un límite a las tentaciones y a las presiones que permite en nuestra vida. Como artesano de nuestras vidas, Él sabe cómo moldearnos a la imagen del Señor Jesús (2 Corintios 4.8).
            4. Dios nos fortalecerá y protegerá para que no tengamos que claudicar o rendirnos. Aunque somos débiles, Él sabe cuán fuertes podemos ser cuando su poder está en nosotros (1 Corintios 10.13).
            5. Nuestro Padre celestial perdonará nuestros pecados. Él está listo para recibir nuestra confesión, perdonarnos y limpiarnos de toda maldad cada vez que acudamos a Él (1 Juan 1.9).
            Además de estas bendiciones durante el tiempo que vivamos en este mundo, tenemos también bendiciones futuras de las que podemos estar seguros. Podemos tener la confianza de que la vida no termina cuando nuestro cuerpo terrenal muere (2 Corintios 5.8); que viviremos en el cielo para siempre; y que Jesucristo volverá un día.
            La vida tiene, sin duda, experiencias dolorosas (Juan 16.33). Pero cuando los problemas nos opriman, pensemos en todas las razones por las que podemos depender de Dios.

Confiar en Dios es creer que vendrá en nuestra
ayuda cuando llegan los momentos de crisis
Cinco razones para confiar en Dios

¿En qué Dios hemos confiado? En nuestra amada Colombia hay dioses de yeso o de barro en el que confían las personas; en México algunos serán devotos de santa muerte o la guadalupana y creen que les ayudará; en Europa algunos creen en el poder del ocultismo y ese es su dios, mientras que en el Caribe hay quienes depositan su confianza en mayombé o changó.
            Cabe entonces preguntarnos nuevamente: ¿En qué Dios hemos confiado? En la medida en que desarrollamos intimidad con el Señor, no solamente podemos conocerle sino, además, desarrollar confianza en Él. Es un proceso que se afirma progresivamente: intimidad con Dios asociada a conocimiento de Él.
            El revendo Charles Stanley enseña cinco razones para confiar en Dios, que comparto con usted:
            En nuestro mundo aquejado de problemas, las injusticias, los crímenes y la falsedad es lo que abunda en las noticias.
            Sin embargo, tenemos un Dios cuyas acciones son perfectas y que es fiel a toda promesa que ha hecho. Recuerde que, como dicen las Escrituras, Él es el mismo “ayer, y hoy, y por los siglos” (Hebreos 13.8). Podemos tener absoluta confianza en el Señor, porque Él es:
            • Omnisciente. Nuestro Padre celestial sabe lo que le está sucediendo a cada persona en todo momento (Lucas 12.2, 3). Su conocimiento es total; no hay ninguna circunstancia que le sea desconocida, ni pensamiento que Él no discierna.
            • Omnipotente. Dios tiene poder absoluto sobre todas las cosas; nada está fuera de su control. Él usa su poder para hacer su voluntad perfecta. Ninguna autoridad en el cielo o en la Tierra puede frustrar sus propósitos (Job 42.2; Mateo 19.26).
            • Omnipresente. La totalidad del espacio y del tiempo están al alcance de su mirada (Salmo 139.7-12).
            • Veraz. Dios no puede mentir; Él dice siempre la verdad. Podemos confiar plenamente en su Palabra y en sus respuestas a nuestras oraciones.
            • Amoroso. Podemos también tener confianza en las intenciones del Señor, porque su carácter es el amor absoluto (Romanos 8.28; 1 Juan 4.8).
            La naturaleza de Dios no es afectada por el tiempo, el lugar, las personas o las circunstancias. Él nunca se equivoca en lo que dice o hace, porque su conocimiento es perfecto. Su soberanía es total, y todo está al alcance de su mirada. Cada promesa está garantizada en Jesucristo (2 Corintios 1.20). Él es Aquel en quien podemos contar cada día de nuestra vida. ¡Aleluya!

4. Preguntas para la discusión en grupo:

a. ¿En qué Dios he creído?
b. ¿Cuál es la imagen que tengo de Dios?
c. ¿Todavía confío en los ídolos o deposito mi fe en el Dios verdadero?
d. ¿Cuáles son las principales razones para confiar en Dios?
e. Meditaré en las Escrituras para desarrollar una verdadera y apropiada confianza en el Señor.

5. Oración para terminar la Célula Familiar:

“Amado Dios y Padre celestial, gracias por tu amor y misericordia que nos hace vencedores en todas las circunstancias. Nuestro anhelo como familia es desarrollar plena confianza en ti. Ayúdanos a conocerte como realmente eres. Entregamos en tus manos todo lo que somos y vamos a hacer en este día. Gobierna, Señor, como familia, nuestros pensamientos y acciones. En tus manos quedamos en este día. Amén”

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